Un runaway real...lado del ancora.

 

Para finalizar con la saga de publicaciones motivadas por los accidentes de los runaways ocurridos en teatros cuyo marketing divulga el emblema de profesionalidad, subo al blog esta publicación para tratar de movilizar sensibilidades, sin albergar ninguna esperanza. Me ha parecido oportuno traer hasta aquí un runaway real ensayado en el banco de pruebas de Thern Stage, narrado desde mi visión, lo que expreso en el vídeo es sólo mi opinión. Advierto que las imágenes del vídeo son reales y de una dureza extrema para el que tenga ADN de tramoyista y esté forjado en los valores de PRL.

Me preocupa mucho el tratamiento de desprecio hacía el oficio del tramoyista que propician directores ejecutivos de producción y directores técnicos de teatros públicos que, han dejado de ser referentes europeos de prestigiosas compañías de talla mundial, edificios teatrales que los han convertido en batidoras de eventos variopintos que en ocasiones suelen ser de contenido teatral.

Decía, que mi preocupación deviene cuando estos personajes en su que hacer diario toman decisiones sobre cuestiones de tramoyas de elevación aéreas, condicionando el desarrollo de tareas que cercenan las garantías de seguridad. Con un organigrama de estructura teatral jerarquizada, los demás estratos de la organización sobre entienden que el elemento de consulta en materia de tecnología teatral debe ser el director técnico, ese concepto cuando se convierte en dogma de fe puede resultar muy inconveniente, si además va acompañado con un perfil de omnipresencia cuya cualidad más destacable a infundir sea la de tirao pa adelante. Como decía una antigua compañera técnica de teatro, nos encontramos ante una estirpe de “encantadores de serpientes” que encandilan a “los de arriba” en la estructura piramidal.