Tengo un jefe, que accedió al cargo por mandarinato. Vaya, de los de designación política.
Tengo un jefe en actitud predicante, al que le ríen sus bufonadas por confraternización.
Tengo un jefe, que hace uso de ciertos privilegios asignados por mandato divino.
Tengo un jefe, que dice dirigir los designios culturales de la sociedad a la que representa, aunque entre sus empleados corre el rumor de que sólo estampa firmas. Y yo me pregunto, que alguna cualidad tendrá. Quiero decir, a parte de la caligráfica.
Tengo un jefe, que viste gabardina a lo fart west, que da paseos por el boulevard camino del ayuntamiento, mientras acuna un maletín repleto de vanidades.
Tengo un jefe, que en su hablar parece denotarse cierta ebriedad, pero no, se trata de los titubeos que enmascara la deshonestidad.
Tengo un jefe, siempre en acuciante premura fingida, para hacer notar la relevancia de un cargo que no lo es tanto.
Tengo un jefe pusilánime con la calaña de su alrededor.
Tengo un jefe, que padece el síndrome de la reunionitis. Que acapara el tiempo con discursos irrelevantes y fatuos. Que monopoliza las conversaciones, porque le produce orgasmos escucharse a si mismo.
Tengo un jefe, que exhibe un aparente talante progre, dialogador, pero que tolera mal el pensamiento disidente, que carece de la predisposición necesaria para admitir las opiniones de razonamiento divergente.
Tengo un jefe, que cercena cualquier signo de pluralidad que le contravenga.
Tengo un jefe, pretencioso y engreído que cuando alguien es objeto de su inquina, muestra su ramalazo inquisitorial, utilizando a modo de amedrentamiento el exilio laboral.
Tengo un jefe que tiene un master en patrañas y otro en deshonor.
…en fin, tengo un jefe.
Tengo un jefe en actitud predicante, al que le ríen sus bufonadas por confraternización.
Tengo un jefe, que hace uso de ciertos privilegios asignados por mandato divino.
Tengo un jefe, que dice dirigir los designios culturales de la sociedad a la que representa, aunque entre sus empleados corre el rumor de que sólo estampa firmas. Y yo me pregunto, que alguna cualidad tendrá. Quiero decir, a parte de la caligráfica.
Tengo un jefe, que viste gabardina a lo fart west, que da paseos por el boulevard camino del ayuntamiento, mientras acuna un maletín repleto de vanidades.
Tengo un jefe, que en su hablar parece denotarse cierta ebriedad, pero no, se trata de los titubeos que enmascara la deshonestidad.
Tengo un jefe, siempre en acuciante premura fingida, para hacer notar la relevancia de un cargo que no lo es tanto.
Tengo un jefe pusilánime con la calaña de su alrededor.
Tengo un jefe, que padece el síndrome de la reunionitis. Que acapara el tiempo con discursos irrelevantes y fatuos. Que monopoliza las conversaciones, porque le produce orgasmos escucharse a si mismo.
Tengo un jefe, que exhibe un aparente talante progre, dialogador, pero que tolera mal el pensamiento disidente, que carece de la predisposición necesaria para admitir las opiniones de razonamiento divergente.
Tengo un jefe, que cercena cualquier signo de pluralidad que le contravenga.
Tengo un jefe, pretencioso y engreído que cuando alguien es objeto de su inquina, muestra su ramalazo inquisitorial, utilizando a modo de amedrentamiento el exilio laboral.
Tengo un jefe que tiene un master en patrañas y otro en deshonor.
…en fin, tengo un jefe.
Clavadito a mi jefe.
ResponderEliminarDate por contento el que yo tengo aún es peor.
ResponderEliminarSeguro que debe haber un molde o algo de donde salen todos. Rompámoslo.
ResponderEliminarQue manera tan elegante de utilizar la razón de las palabras para describir la personalidad de un contaminador de ilusiones.
ResponderEliminarSegi aurrera bihotza. Ez zaitezen eror gogogabetzen dut.
ResponderEliminarParece que tenemos el mismo jefe.
ResponderEliminar¡Que jefe más majo!
ResponderEliminarPos ke jef + txungo, k l den por el kul.
ResponderEliminarTengo un jefe que llegó a serlo por todo eso y que no le importó como el odio crecía a su alrededor.
ResponderEliminarjajaja.........creo conocerlo,es verdad que cuando abre la boca para hablar parece como si estuvíera pedo.
ResponderEliminarExcelente definición.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
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ResponderEliminarEstar siempre de reuniones debe ser una nueva profesión. La de aquellos que son incapaces de hacer otra cosa.
ResponderEliminarCoño mi jefe.
ResponderEliminarSos un genio!!!!
ResponderEliminarSos un genio!!!!
ResponderEliminarjejjeje vivan los jefes modernos que te dan por el culXX pero elegantemente.
ResponderEliminarTENIAS UN JEFE...JEJEJE!!!!!!
ResponderEliminarAHORA LE TOCA PONERSE A TRABAJAR...AUNQUE LO MISMO SE COGE LA BAJA POR DEPRESIÓN.
¿Al jefe que dices le han dado puerta?
ResponderEliminar¿Y PENSIÓN VITALICIA?
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