Mantener latente el recuerdo de otras épocas que hoy vemos distorsionado, separado por la distancia de la huella que marca el tiempo, y traer hasta nuestra memoria el imaginario que nos arrastra a intuir cómo sentían y pensaban los habitantes de un mundo anterior, ¿podría ser el cometido del ballet clásico? L@s que de esto saben dicen que no. Que mi visión es excesivamente nostálgica, romántica e idealizada, de una poética inverosímil. Que abandone los sueños y regrese al lado racional de la vida. Hacía el me dirijo, sabiendo que poco de lo que allí encuentre me convencerá. Oigo que el ballet es nada más que movimientos, gestos, posturas de los cuerpos, expresividad estética en esencia sometida a unos códices predeterminados. ¿Y ya está? ¿No se plantea contarnos conflictos ni controversias que asolan el alma humana? ¿Arrojar luz? ¿Darnos respuestas? ¿Explicarnos lo que somos?
En ese recorrido por el universo de los cuerdos, me encuentro con el razonamiento de aquellos detractores del ballet que intentan destruir creencias cuando sin vacilar, sostienen que el ballet no ansía explorar en el movimiento, no busca liberarse de ataduras, renuncia a la innovación, y tan sólo rememora con versiones anquilosadas historias enmohecidas, de fantasía ñoña o ensoñación que rebasa los límites de lo creíble. Para justificarlo, ponen en el lado contrario a la danza contemporánea, y comienzo a perderme en éste viaje, a no entenderlo, porque la danza cada vez en mayor medida recurre también al ornato, y lo involucra para alcanzar niveles de comunicación que de otro modo le resultaría a veces, incluso complicado de lograr. Me detengo a observar en el amplio calidoscopio de la danza, y veo la existencia de coreografías que se marcan como únicos objetivos hacer añicos el espacio concreto, las formas, la geometría y la plasticidad, así sin aditamentos tal cual, y claro esto muy poca gente lo comprende, tan sólo l@s incondicionales que pueden llegar a llenar las salas de aforo reducido o romper ocasionalmente de un modo anecdótico la quietud de los teatros. ¿Y así tiene que ser? Os lo advertí, me pierdo fácilmente en las rutas del razonamiento.
No es que yo crea en cuentos ni fábulas de ninfas y elfos, pero el ballet y la danza deseo verlos con el corazón, no quiero hacerlo de otra manera, así que me vuelvo al lugar de la mente donde se mima el sentimiento y se adiestran los sueños, para continuar imaginando a bailarinas ilusionadas que con los brazos y las piernas, dibujan estelas de esperanzas en un espacio donde incursionan con armonía la luz y el color.
En ese recorrido por el universo de los cuerdos, me encuentro con el razonamiento de aquellos detractores del ballet que intentan destruir creencias cuando sin vacilar, sostienen que el ballet no ansía explorar en el movimiento, no busca liberarse de ataduras, renuncia a la innovación, y tan sólo rememora con versiones anquilosadas historias enmohecidas, de fantasía ñoña o ensoñación que rebasa los límites de lo creíble. Para justificarlo, ponen en el lado contrario a la danza contemporánea, y comienzo a perderme en éste viaje, a no entenderlo, porque la danza cada vez en mayor medida recurre también al ornato, y lo involucra para alcanzar niveles de comunicación que de otro modo le resultaría a veces, incluso complicado de lograr. Me detengo a observar en el amplio calidoscopio de la danza, y veo la existencia de coreografías que se marcan como únicos objetivos hacer añicos el espacio concreto, las formas, la geometría y la plasticidad, así sin aditamentos tal cual, y claro esto muy poca gente lo comprende, tan sólo l@s incondicionales que pueden llegar a llenar las salas de aforo reducido o romper ocasionalmente de un modo anecdótico la quietud de los teatros. ¿Y así tiene que ser? Os lo advertí, me pierdo fácilmente en las rutas del razonamiento.
No es que yo crea en cuentos ni fábulas de ninfas y elfos, pero el ballet y la danza deseo verlos con el corazón, no quiero hacerlo de otra manera, así que me vuelvo al lugar de la mente donde se mima el sentimiento y se adiestran los sueños, para continuar imaginando a bailarinas ilusionadas que con los brazos y las piernas, dibujan estelas de esperanzas en un espacio donde incursionan con armonía la luz y el color.
A estas alturas ya debería saber que ponerse de puntillas sobre el dedo gordo del pie, no es lo que transforma a una mujer en bailarina de ballet, sino el empuje de sus ilusiones.
( Jkar )
La danza es transformación contínua.
ResponderEliminarClaro. Por eso vacía teatros.
ResponderEliminarSigo emocionada del amor que le pones a la escritura.El ballet tiene un poco de aptitud física, pero como muy bien dices al final, tiene mucho más de afrontarlo con una actitud de dedicación e ilusión.
ResponderEliminarThe ballet is more beautiful than the dance.
ResponderEliminarLos movimientos del ballet son más armoniosos, acompasados y continuos, que los de la danza contemporanéa que parece que se mueven a calambrazos.
ResponderEliminarDanza contemporanéa y gimnasia rítmica ¿Dónde está la diferencia?
ResponderEliminarYo ya estoy en el lado de los sueños.
ResponderEliminarEn danza contemporanéa hay coreografías que son magnificas, bellas, que transmiten emociones, pero también hay otras...que caramba...son horrorosas. Como alguien ya ha dicho aquí, son lo más parecido a ejercicios de gimnasia al ritmo de la música.
ResponderEliminarEl ballet clásico y el versionado por grandes compañias de prestigio, en algunos paises llena teatros y auditorios. La danza en cambio, quitando a unas pocas compañias...........
ResponderEliminar....el empuje de las ilusiones, la perseverancia, el sacrificio, la dedicación,la salud, las oportunidades, el dejar algo o a alguien por el camino....
ResponderEliminarA ver qué quieres saber sobre ti? Eres quien eres, un buen blogger.
ResponderEliminarNo, no te pierdes razonando, en ese breve momento de lucidez has dicho bien: ¿no hay nadie, de su círculo más próximo,por aquello de la confianza, que les diga a ciert@s bailarin@s de danza contemporanéa que se dediquen a otra cosa? que no transmiten, que dan grima, que moverse convulsivamente de un modo desordenado, que sus estertores y sus paranoias no van a convencerme de que eso sea danza.
ResponderEliminarEsceptico, me pareces un absolutista. Nadie trata de convencerte de algo. Negar que la danza contemporanéa sea danza, es ignorar sus origenes y toda su historía. En fín, tu veras.
ResponderEliminarLa danza contemporanéa es más libre, permite experimentar, evolucionar, crear....el ballet clásico en cambio tiene códigos que no se han de transgredir porque si no sería otra cosa, pero no ballet.
ResponderEliminarMuy, muy bonito y tremendamente profundo.
ResponderEliminarJKAR me gusta lo que has escrito.
ResponderEliminarMONICA ¿ estás bien?
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