Ni quito ni pongo, obra divertida, reflejos del refranero popular, actores curtidos en el clásico, retruécano escénico surrealista, verso dicho con soltura y naturalidad. “El sombrero de tres picos” de Alarcón es una obra de vis cómica que no rehuye la crítica social, pone ante nuestras narices guiños de corrupción y enchufismo, enredos a raudales y estilo escenográfico fiel a la época…..
“Está situada la acción a principios del siglo XIX, en una venta, cercana a la
ciudad de Sevilla. En dicha venta, el tío Lucas es un molinero cuarentón,
"más feo que picio", casado con la bellísima Frasquita.
El libidinoso corregidor Don Eugenio de Zúñiga ansía los favores de la molinera,
que ésta se niega a concederle. El corregidor idea una estratagema para alejar al
tío Lucas de la venta, pero una vez allí el azar le hace caer al canal de agua y
se ve obligado a despojarse de sus ropas y a guardar cama. En lo que Frasquita va
a avisar a su marido regresa el molinero y descubre que el corregidor está en su lecho,
pensando que ha sido burlado arrebatándole sus ropas con el objeto de vengarse y
hiendo a seducir a la esposa de éste. Cuando se enteran, Frasquita y el corregidor
se lanzan a impedir la maquiavélica venganza del molinero. Tras muchos enredos,
el corregidor recibe el apetecido escarmiento, y el tío Lucas y su pícara molinera
pueden retirarse a vivir en paz.” (Morfeo Teatro)
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