Hoy posteo acerca del lado amable de un edificio teatral decadente, el reportaje fotográfico que revela su dejadez, precariedad y aspecto desatendido, merece de otra dedicación así que lo dejo para artículos posteriores. A los del mando en plaza les satisface su ¿estética?, apariencia, incluida la que lo convierte en disfuncional. Olvidemos las transgresiones. Datar con rigor los elementos históricos y el patrimonio arquitectural ha de preceder a cualquier intervención reformadora o rehabilitadora que preserve los signos identificatorios, para evitar reproducir sacrilegios conceptuales similares a los acometidos en el teatro Victoria Eugenia.
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