He
de decir que me pilla desentrenado, que no siento adicción por la
danza con licencia de vanguardia, no son prejuicios, me causa dudas
el arte con tintes de pastiche, los espectáculos confeccionados con
retales que proclaman su transversalidad.
Recursos
artísticos ajados, demasiado sobados, desprenden el hedor del
plagio, se camuflan como innovadores y reciben aplausos entusiastas
de un público incondicional. Determinada danza contemporánea, no
toda, desde siempre me ha parecido que se asemeja bastante a una
especie de exhibición de lo que acontece en un gimnasio deportivo,
ejercicio físico...pero con una diferencia, a los empadronados en el
escenario les mola ser pasto del voyeurismo.
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no es teatro, tampoco importa....es danza de personas que se mueven
al ritmo de la música y del silencio. Movimientos coreográficos
inspirados en la etología del limaco y de Ícaro, de modo que la luz se arrastra
por el piso de escena...iluminación sugerente, aporta estética,
transgrede tópicos, escapa de la ortodoxia (me gusta). Música de
dinámica atronadora (excelentemente grabada). Proyección con
formatos desencuadrados y procedencia de la fuente de manera
manifiesta (merma encanto y misterio)...multimedia rácana, abonada a
la sobriedad, podría haber embellecido la puesta en escena.
Adquirimos
consciencia de la existencia de una historia por el desarrollo de una
exigua aunque precisa narrativa verbal. Crudeza poética. A ratos,
coreografía convulsa, con copyright de residente de centro
psiquiátrico.
Descripción acertada. :)
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