Probablemente no sea danza contemporánea en sentido estricto, pero yo no me atrevería a aseverarlo porque ésta busca expresarse desde la libertad, y decir lo contrario sería derruir el pilar sobre el que se sustenta, así que tampoco cometamos la simpleza de calificarlo de acrobacias circenses. No debemos desorientarnos, lo importante es que se trata de un espectáculo que expande el horizonte de la danza, a menudo tan restringido a estéticas que concitan solamente enfrentarnos con nuestro arsenal de ideas preconcebidas. No se si el propósito de la danza será evitar que nos ahoguemos en nuestra propia ortodoxia, desmantelar parte de la realidad que nos oprime, desbordarla o mostrarla, destrozar el pensamiento o enriquecerlo, favorecer el encuentro con algún sentimiento adormecido o encarrilar emociones despistadas. Veras, es que a mí no me gusta toda la danza contemporánea, y no es que tenga fronteras en la cabeza ni el gusto mermado, puede ser que haya espectáculos que simplemente no los comprendo. Pero no siempre resulta así. He visto con excesiva frecuencia servirse del caparazón de lo contemporáneo, de un modo aberrante y absurdo con coreografías negadas que tal y como yo las entiendo, sólo persiguen subvertir la belleza.
La danza que busca ensartar movimientos en el suelo refleja lo mortal, la convencionalidad, en ocasiones el surrealismo con escenas que representan un mundo inexplicable, impredecible. En la conquista de la altura se descubre el territorio del silencio, carruseles imaginarios que flotan en espacios ocupados por el aire quieto, un brinco o un salto donde subirse a sembrar sueños frágiles. Un sarcasmo. Si por la panema de la culturalidad transfronteriza o el acercamiento de culturas emergentes que ahora se lleva tanto, el programador del teatro en un arrebato improbable decidiera contratar el espectáculo que vemos en el video ¿estarían preparados nuestros teatros para acoger sin mutilaciones este tipo de representaciones? Paremos aqui. Veamos el vídeo.
La danza que busca ensartar movimientos en el suelo refleja lo mortal, la convencionalidad, en ocasiones el surrealismo con escenas que representan un mundo inexplicable, impredecible. En la conquista de la altura se descubre el territorio del silencio, carruseles imaginarios que flotan en espacios ocupados por el aire quieto, un brinco o un salto donde subirse a sembrar sueños frágiles. Un sarcasmo. Si por la panema de la culturalidad transfronteriza o el acercamiento de culturas emergentes que ahora se lleva tanto, el programador del teatro en un arrebato improbable decidiera contratar el espectáculo que vemos en el video ¿estarían preparados nuestros teatros para acoger sin mutilaciones este tipo de representaciones? Paremos aqui. Veamos el vídeo.
joer¡ la danza contemporanea admite todo, hasta lo malo. Lo peor es que lo que vemos o no vemos, encima nos lo razonan. Seguro que hay bailarines/as que son incapaces de bailar dos veces seguidas lo mismo, en más de un caso son pura tiritona de improvisación...............
ResponderEliminarNo toda la danza tiene porque ser extraordinaria, al igual que no todo el teatro o cine lo es.
ResponderEliminarVery lovely the video.
ResponderEliminarLos teatros de Donosti son tecnicamente de los más modernos de Europa, se puede representar en ellos todo aquello que puedas pagar y contratar.
ResponderEliminarMe parece que te has quedado pelin corto, semos de lo mejor del mundo mundial y del extranjero.Me arriesgo aún más, yo diriiiaaa.....que estan mejor preparados que los del botxo.
ResponderEliminarPues aunque digas que no,para mi lo que se ve en el video es un número de circo.
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