Hoy podemos asistir a una representación de teatro de primer orden por el precio de 3 euros. Y ni con esas. Sinceramente, es para preocuparse. ¿Se promocionan mal los espectáculos? ¿Se promocionan? ¿Se llega hasta el público? O es que el habitante de esta ciudad no se apea del carrusel. Igual que las peonzas, dando vueltas hacía ningún sitio, y para cuando se deciden a hacerlo, emprenden el trote hacía la taberna o la heladería.
La oferta de ocupación del ocio esta muy diversificada pero los habitantes de la ciudad del marco inigualable ¿escogen cultivar la panza y dejar pudrir su espíritu?
La gente pasa anodinamente en procesión por delante de la fachada del teatro, parece que en el no hubiera nada atrayente. Como los derviches en un sama interminable, vueltas y más vueltas, sin ni siquiera mirar la cartelera. Empiezo a pensar que no vendrían ni gratis. Mucho tenemos que estar equivocándonos para que los jóvenes no quieran entrar al teatro ¡ni tan sólo por 3 euros! Nos queda un arduo trabajo de divulgación en escuelas, institutos y universidades que deberá prolongarse durante años, si se quiere renovar o captar nuevos públicos.
¿Qué función deben cumplir los centros culturales con recinto de artes escénicas? ¿Qué se está haciendo para promover la afición por el teatro? ¿Acaso no se han modificado las conductas sociales y por tanto también las culturales? Si esto es cierto. ¿No le corresponde al teatro adaptarse a un nuevo rumbo? Son de agradecer iniciativas como el programa eskolatik antzerkira. Ahora sólo resta consolidarlo, darle continuidad.
Y si el público no viene al teatro, pues organicemos expediciones que se adentren donde se esconde el gentío, ¡las tabernas! Bien por mantenerlo, y ya van por la XVIII edición del Festival de Teatro de Bolsillo.
Se necesita reflexionar, aportar soluciones comunes, útiles, a los problemas que afectan a nuestros teatros. Ahora más que nunca debemos estar a la altura de las circunstancias y comenzar a erradicar fórmulas rancias, abandonar comportamientos de mera fotogenia y abordar la reconsideración de actitudes más plurales, progresistas, libres e independientes.
TENER LA OSADIA NO SÓLO PARA ABRIR SINO TAMBIÉN PARA CERRAR CICLOS.
La gente pasa anodinamente en procesión por delante de la fachada del teatro, parece que en el no hubiera nada atrayente. Como los derviches en un sama interminable, vueltas y más vueltas, sin ni siquiera mirar la cartelera. Empiezo a pensar que no vendrían ni gratis. Mucho tenemos que estar equivocándonos para que los jóvenes no quieran entrar al teatro ¡ni tan sólo por 3 euros! Nos queda un arduo trabajo de divulgación en escuelas, institutos y universidades que deberá prolongarse durante años, si se quiere renovar o captar nuevos públicos.
¿Qué función deben cumplir los centros culturales con recinto de artes escénicas? ¿Qué se está haciendo para promover la afición por el teatro? ¿Acaso no se han modificado las conductas sociales y por tanto también las culturales? Si esto es cierto. ¿No le corresponde al teatro adaptarse a un nuevo rumbo? Son de agradecer iniciativas como el programa eskolatik antzerkira. Ahora sólo resta consolidarlo, darle continuidad.
Y si el público no viene al teatro, pues organicemos expediciones que se adentren donde se esconde el gentío, ¡las tabernas! Bien por mantenerlo, y ya van por la XVIII edición del Festival de Teatro de Bolsillo.
Se necesita reflexionar, aportar soluciones comunes, útiles, a los problemas que afectan a nuestros teatros. Ahora más que nunca debemos estar a la altura de las circunstancias y comenzar a erradicar fórmulas rancias, abandonar comportamientos de mera fotogenia y abordar la reconsideración de actitudes más plurales, progresistas, libres e independientes.
TENER LA OSADIA NO SÓLO PARA ABRIR SINO TAMBIÉN PARA CERRAR CICLOS.
¿cómo? pero si el teatro casi de siempre ha sido para minorias. Hay que empezar a costumbrarse. Esta es la realidad y a veces la confundimos con nuestros deseos.
ResponderEliminarEl teatro nunca ha sido un espectáculo de masas ni se ha extendido de una manera popular. Pienso además, que si lo fuera, todo empeoraría, los criterios de creación probablemente serían otros.Nada interesantes.
ResponderEliminarMentalicemonos.Las personas pasan el tiempo hoy de otra manera.
ResponderEliminarQuien quiere encerrarse en un teatro, probablemente incomodo, necesitado de una reforma urgente, para que le malcuenten una astracanada, con el día tan cojonudo que hace en la calle.
Respirar teatro, en las calles, los barrios, las escuelas, las universidades, en la playa, las tabernas, las estaciones del tren o el metro, las paradas de autobus. El teatro ahora más que nunca, tiene que huir de los teatros, escaparse de sus templos para impregnar la vida.
ResponderEliminar¿Coomoo...? eeehh...
ResponderEliminar¿Bufonadas en la oficina?
Maaa punto.
-Oiga jefe. ¿sabe lo que le digo?
hay un ligerico desfase, sin importancia, en el balance económico del trimestre. ¡pero coño, no se peocupe! que ahora vienen los titiriteros y ahogamos la preocupación.
¡Todos a la puta calle!
- ¡Me cagüeen!
- Oye tu. ¿No tendreís un puestico libre en la troupe?
jejeje...muy bueno.
ResponderEliminarKanuto, se agradece la nota distendida de humor. Se notan tus progresos en la troupe.¿Que tal te tratan esos malandrines de titiriteros? Es broma.
Gracias por tu buen humor.
Me se más. Pero sólo las cuento por unas monedicas, bocata de tortilla y vinico.
ResponderEliminarEXPERIMENTO:
ResponderEliminar1º_____Si los teatros de tu ciudad pertenecen a la red de teatros y auditorios, programaran casi lo mismo que se viene haciendo en otras ciudades. Vamos que los mismos espectáculos pasan más tarde o más temprano por los mismos lugares.
2º_____Comprobar que esas obras de teatro en otros sitios han llevado público. ¡Vaya que han triunfado!
CONCLUSIONES:
Una vez descartadas influencias externas, tipo climatología y cotejados niveles de ocupación del teatro, si una misma obra en otra ciudad ha llenado, pero en la vuestra ha sido un fiasco. ENTONCES EFECTIVAMENTE TENEÍS UN PROBLEMA. UN PROBLEMA CON CARACTERÍSTICAS PROPIAS.
Es que yo prefiero disfrutar de la vida, pero no empaquetada dentro de las cuatro paredes de un teatro.
ResponderEliminarSi el sector no se reestructura, el público forzará el cambio.
ResponderEliminar