Hemos de presuponer que sobre los teatros de titularidad pública recaen compromisos culturales ineludibles, debido a que las artes escénicas en ésta ciudad se afianzan en un régimen de monopolio público, que ha desplazado a la iniciativa privada hasta el ostracismo.
Si creemos que las artes escénicas son un bien cultural, de interés social, pedagógico, se comprenderán mejor las palabras de Lorca; “El teatro es una escuela de llanto y de risa, que forma a los pueblos”. Aunque el panorama contractual no sea comparable al de la generación del 27, convendría dedicar especial interés a la danza y el teatro, acercándolos a los escolares. Rescatar antiguas campañas, revitalizarlas y afianzarlas a través de la implicación explicita de empresas con inquietudes sociales, además de favorecer la cooperación interinstitucional.
La organización de visitas guiadas para mostrar el edificio teatral mantenidas con cierta asiduidad, propiciar la asistencia a ensayos generales, foros de dialogo o charlas divulgativas, complementarían las actuaciones para dar a conocer aspectos de las artes escénicas ignorados. ¿Y por qué no? Mostrar, enseñar de forma didáctica y amena la arquitectura teatral, la maquinaria, el alumbrado, las tripas del teatro, difundir la historia, divulgar las costumbres y anécdotas…Todo ello contribuiría al aperturismo de determinados espacios teatrales, y a cambiar la percepción de reductos herméticos, distantes, ajenos, de mausoleos de diversión rancia.
Si un ciudadano nunca ha estado en el interior del teatro de su ciudad, preocupémonos, algo no hemos hecho bien. Cuando ese mismo ciudadano, observa que el teatro no es un monumento inanimado, que dentro de el se cobijan las risas, las lágrimas, el pensamiento, la poesía o la libertad, que se desparrama la vida, entonces, aún nos queda un hálito de esperanza.
Hagamos algo más para que el teatro forme parte de sus vidas, para que la gente deje de mirarlo como quien mira un esplendido coche pero, sabe que no podrá subirse nunca en el.
¡Una idea!Dirigida a los programadores. Seleccionar mejor la calidad de las obras contratadas.
ResponderEliminarHay una oferta desmesurada y mucha, mucha, muchiiiisimaaa,MORRALLA.Al final el público terminará por no ir al teatro.
Existe otro teatro, diferente, magnifico, que mantiene las esencias, sin grandes fastuos escénicos, que no suele programarse en los teatros, pero que culturiza. El teatro que se hace hoy en los teatros, es como lo fue en otro tiempo, para los burgueses, ahora, la clase media. Nada transgresor, muy conformista, acomodaticio,poco indagador y en absoluto irreverente. Ni tan siquiera es bello. El futuro del teatro en la red de teatros casposos, es desalentador. Y creo quedarme corta.
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