El presente articulo lleva escrito y guardado en la carpeta borrador de Blogger dos años. Decido liberarlo ya.
Lleva unos cuantos años y aún permanece la incongruencia, sin resolver. Se presentan dos posibilidades:
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Se facilita a las compañias información incierta.
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El departamento técnico trabaja con datos incorrectos.
Y si la situación que estamos tratando ha pasado desapercibida durante años, ¿qué demuestra? ¿desinterés ó incompetencia? Inexplicable considerando la prolífica organización involucrada al respecto (ver organigrama):
1 director de producción
3 coordinadores de produccion
7 técnicos de producción
1 jefe tecnico
3 encargados de escenario
7 oficiales-técnicos de teatro (Av-Lx- Tr)
La capacidad de elevación de cada una de las 27 varas contrapesadas, entonces es de ¿320 kg UDL?, o por el contrario ¿450 kg UDL?.
Valerse de datos certeros ayudaría a tomar decisiones adecuadas, sin embargo, disponer de información contradictoría introduce condicionantes a la implantación de las escenografías, y al desarrollo posterior de la organización del plan de elevaciones que por lo general, suele ocasionar improvisaciones in situ que conllevan a aceptar riesgos innecesarios.
Unificar los datos reflejando la capacidad real del sistema de varas contrapesadas DP, ayudará a optimizar la planificación de elevación de elementos escenográficos, aplicando criterios técnicos idóneos en la elección de los dispositivos de izaje que contribuirán en la práctica de protocolos seguros.
Si además a la referida situación de disparidad desfavorable, se le añade el inexistente recabo de información a las compañías relacionada con las masas de los elementos escenográficos o decorados que habrá que izar, con el objetivo de mutación escénica, o no, entonces existe la probabilidad de adoptar decisiones contrarias a la normativa técnica especifíca en el ámbito de las operaciones y procedimientos de suspensión y elevación de cargas sobre escenarios en el sector del espectáculo. Y de todo eso, puedo dar fé, tanto en lo que respecta al Antzoki Zaharra pero también, en el teatro Victoria Eugenia, el que iba a ser referente de ejemplaridad en las áreas organizacional, de funcionalidad, de excelencia en sus servicios. Mediante el califato de Odon y ratificaciones de acomodo, seguidistas de otros mandarinatos locales, irrumpe el actual departamento de producción, y lo hace denostando gestiones anteriores, pues bien, hoy asistimos estupefactos a su reconversión en estructura aberrante al tener que bregar con su exacerbada y grotesca burocratización y caudillaje, generando redundancias prescindibles. En la nueva andadura de los teatros públicos de Donostia adscritos fundamentalmente al circuito de exhibición, tenemos que asistir impertérritos a una distorsión de la figura de los departamentos de producción teatral, ¿qué sentido tiene engañarse?, quien conozca el sector sabe, que dicho departamento es otra cosa diferente, si aún albergaís alguna duda, recomiendo la lectura de “El Cimarro” (Producción, gestión y distribución del teatro-4ªed).
En el contexto de adversidad coyuntural se opta por sobredimensionar el área de producción, con plazas de perfil de autonomía muy intervenida, con un alto grado de dependencia y déficit en aspectos tecnológicos que requiere de intermediación permanente. Conozco a algún miembro del comité de valoración de puestos de trabajo, que define de manera bastante acertada al área de producción diciendo que es, “la intrascendencia consolidada como imprescindible mediante la defensa de un discurso argumental artificioso”.
La programación se anuncia, publica, avanza y difunde con periodicidad trimestral, y por lo tanto los espectáculos publicitados con dicha antelación ya están acordados y contratados.
No debería ocurrir que 15 días antes del montaje de la obra no se disponga de la información técnica necesaria para planificar adecuadamente calendarios, equipos ni planes de trabajo, comprobar que los requerimientos (equipamiento, máquinas, infraestructuras..) están disponibles y plenamente operativos. Dicho de otro modo, el área de producción en ocasiones tarda 75 días en facilitar al departamento técnico las necesidades de espectáculos inmersos en un ciclo repetitivo de gira, a los que hay que prestar servicio técnico. Así que aunque la productividad no siempre esté relacionada con la dedicación, adoptar una conducta de persistencia debería ser consustancial al protocolo de “producción”. Excusarse trasladando la responsabilidad exclusivamente a las compañías, ignorando la aceptación de que la responsabilidad es compartida, no permite avanzar en la resolución del problema.
Reconozco que sigo estando impactado ante la bisoñez de sesgo acomodaticio de quienes ostentan la responsabilidad de administrar los teatros públicos donostiarras. No voy a profundizar por ahora en ello, porque dada su importancia requiere dedicarle un capítulo monográfico. Lo dejo para futuras entregas menos comprometidas.
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organigrama teatro Victoria Eugenia |
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organigrama teatro Arriaga |
Para concluir. He de confesar que de mis incursiones forzadas por el escenario del teatro Victoria Eugenia, extraigo conclusiones que a mi me resultan preocupantes, por abreviar citaré, la indolencia entorno a la dedicación demandada en la ejecución de tareas de tramoya consideradas de riesgo y que suelen consituir el núcleo de la expresión teatral. La indefinición de pautas regladas que afiancen un entorno de seguridad laboral y la asunción expresa y continua de desarrollar las tareas técnicas sobre el escenario, conforme a códigos de buenas prácticas, EN311002, EN17206, ANSI E1.4, MD 2006/42/EC, conforman el camino aún por recorrer hacia la profesionalización de los teatros tutelados por DK.
https://desdelatramoya.blogspot.com/2009/10/salvadores-del-teatro.html
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