Muy mal tienes que estar
de medios ¿o tal vez de la mollera?, si decides recurrir a la
influencia de la literatura para resolver una situación logística
de tramoya, salvo que se trate de los ejemplares de la enciclopedia
ilustrada por tomos del cultivo del champiñón en túneles
ferroviarios abandonados. Habíamos visto libros que sucumbieron al
desapego de sus dueños transformados en elementos ortopédicos,
calzando las patas de una silla o mesa pero, nunca creí que las
palabras pesaran tanto como para echarle un pulso de desequilibrio al
contrapesado y así poder mover el decorado.
Puede suceder que
semejante sandwich literario por motivos del destino, que Dios, Alá,
Mahoma, Jehová, Yahvé, Santa Talía...no lo quiera, se desprenda,
yendo a caer sobre tu cabeza, podríamos decir entonces que los
libros enseñan que de los libros se aprende cómo no se deben hacer
las cosas.
Aplicaciones denigrantes de la literatura |
¡ME TRONCHO!....muy salao -:)
ResponderEliminar