En el baturrillo del teatro hay que andar convenciendo cuando no rogando, a jefes, consultores escénicos, fabricantes, instaladores… para que se espabilen en materia de seguridad laboral. Si. Ellos se defienden con declaraciones de intenciones, y los más osados además te dan explicaciones acerca del cumplimiento de las normas e incluso recomendaciones en materia de PRL, pero eso que dicen, además de decirlo, tiene que ser cierto y verificable. La mayoría de las veces estos discursos de autodefensa les sirven para salir del trance o escudar sus errores, porque en lo concerniente a materia de seguridad laboral les coge casi siempre con el paso cambiado.
Un ejemplo sencillo y fácil de solucionar pero que en pocos teatros con grandes o pequeños equipamientos te llegas a encontrar; las terminaciones de las varas donde se cuelgan los decorados o la iluminación carecen de protecciones. La inmensa mayoría terminan en tubo de acero. Es tanta la desconsideración que se tiene hacía la PRL que hay quien bordea casi (iba a decir el delito) el limite, no se si de la estupidez o la ignorancia. Lo aclaro. Cuando la vara es cerchada (doble) las pletinas de acero soldadas que las unen (la última de los extremos), aparecen en planimetría constructiva del taller justo al final del tubo, sin margen, impidiendo incrustar el tapón “antigolpeo”. Los tapones de plásticos rígidos que se introducen en el interior del tubo tapando tan sólo el canto ofrecen una protección insuficiente.
El peligro acecha en el momento en que las varas se encuentran suspendidas a pie de escenario, basta un descuido para que de manera accidental puedas golpearte contra sus extremos causándote una herida abierta (que puede infectarse). Si en las puntas de la barras se colocan tapones de vinilo abrazando el exterior de los tubos, se minimizan las consecuencias del impacto (contusión). En las gomas se utilizan colores llamativos, normalmente amarillo, porque sirven de señal de alerta. Pero es que además estos tapones están siendo diseñados también para anotar en ellos la identificación del corte correspondiente y la capacidad de carga (CMU) disponiendo así de un mejor control para no sobrecargar la vara y provocar accidentes.
Si se hiciera un recuento de todos los teatros (reformados o no con el consejo de afamadas consultorias) que disponen de este tipo de protecciones (sencilla, barata), nos daríamos cuenta de que casi ninguno las emplea para proteger a artistas y trabajadores, y a mi esto me dice mucho de la importancia que tiene la PRL (Prevención de Riesgos Laborales) en los teatros de nuestro país, por mucha soflama magnificente que empleen precisamente quienes en parte, tienen la responsabilidad de erradicar que estas situaciones de riesgo ocurran.
Un ejemplo sencillo y fácil de solucionar pero que en pocos teatros con grandes o pequeños equipamientos te llegas a encontrar; las terminaciones de las varas donde se cuelgan los decorados o la iluminación carecen de protecciones. La inmensa mayoría terminan en tubo de acero. Es tanta la desconsideración que se tiene hacía la PRL que hay quien bordea casi (iba a decir el delito) el limite, no se si de la estupidez o la ignorancia. Lo aclaro. Cuando la vara es cerchada (doble) las pletinas de acero soldadas que las unen (la última de los extremos), aparecen en planimetría constructiva del taller justo al final del tubo, sin margen, impidiendo incrustar el tapón “antigolpeo”. Los tapones de plásticos rígidos que se introducen en el interior del tubo tapando tan sólo el canto ofrecen una protección insuficiente.
El peligro acecha en el momento en que las varas se encuentran suspendidas a pie de escenario, basta un descuido para que de manera accidental puedas golpearte contra sus extremos causándote una herida abierta (que puede infectarse). Si en las puntas de la barras se colocan tapones de vinilo abrazando el exterior de los tubos, se minimizan las consecuencias del impacto (contusión). En las gomas se utilizan colores llamativos, normalmente amarillo, porque sirven de señal de alerta. Pero es que además estos tapones están siendo diseñados también para anotar en ellos la identificación del corte correspondiente y la capacidad de carga (CMU) disponiendo así de un mejor control para no sobrecargar la vara y provocar accidentes.
Si se hiciera un recuento de todos los teatros (reformados o no con el consejo de afamadas consultorias) que disponen de este tipo de protecciones (sencilla, barata), nos daríamos cuenta de que casi ninguno las emplea para proteger a artistas y trabajadores, y a mi esto me dice mucho de la importancia que tiene la PRL (Prevención de Riesgos Laborales) en los teatros de nuestro país, por mucha soflama magnificente que empleen precisamente quienes en parte, tienen la responsabilidad de erradicar que estas situaciones de riesgo ocurran.
Excelente idea ¿dónde las venden?
ResponderEliminarA mi también me interesan ¿puedes decirme dónde puedo comprarlas?
ResponderEliminarJ.R Clancy (Estados UNidos) y en España Chemtrol Iberica (División Teatro).
ResponderEliminarEspero haber ayudado.
Gracias por leer.