Los técnicos de teatro estamos sometidos a instantes decepcionantes y también preocupantes, dependiendo del teatro donde desarrollemos nuestra actividad, y por lo tanto del grado de cumplimiento o transgresión en materia de PRL que asuman los directores de producción, jefes técnicos, jefes de escenario, auxiliares técnicos de producción, pero también nos encontramos afectados por los ritmos de trabajo, o por unas inadecuadas directrices organizativas. Anhelo el momento de que el teatro por estos lares mantenga unos criterios coherentes, una seña de identidad propia o una definición nítida del modelo aspiracional.
He de confesar que últimamente brego con un conflicto ético que no puedo revelar, me agobia la frustración causada por las actitudes de vanidad desmedida de quienes se comportan como eruditos, sin serlo, porque parecen no tener una visión diáfana de sus responsabilidades.
El futuro de los teatros públicos de Donostia lo construirá sólo quienes creen que su presente admite mejoras...y éstas gentes aún están por llegar.
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