Elevaciones incontroladas.

 

Tenemos que colgar de una vara contrapesada una pantalla de vídeo de la empresa Pixel para la gala de los premios Besarkada en el AZ, con una masa estimada de 25-30 kg. Además Pixel trae en el flickase dos cintas de trincaje con ratchet, pero al no ser elementos para elevación de cargas se descarta su uso, también traen varios cables de acero de un ramal con CMU para 75 daN (76 kgf) de una longitud de 60 cm, al ser cortos para escamotearlos, hay que traer del otro teatro (VE) tres eslingas de acero simples más largas (2m) con CMU desconocida, también se traen grilletes y mosquetones con cierre de seguridad, mosquetones 25 kN (2549 kgf) de MBL y grilletes lira de WLL 1 Tn, el AZ además aporta 3 abrazaderas Dougthy con WLL 3334 N para sujetar todo el conjunto a vara.

 Se colocan los tres cables de Pixel distribuidos y en disposición de ahorcado sobre el largero del bastidor de la pantalla, de modo que según NTP 866 su CMU real será 0,8 x 75 daN = 60 daN (61 kgf) para cada cable. Suponiendo que todas las líneas cargen por igual, la cadena cinématica parece estar sobredimensionada, incluso, aparentemente un sólo conjunto de elementos aguantaría toda la carga de la pantalla. Desde una perspectiva teórica, las cuentas realizadas a posteriori una vez finalizado el evento, salen bien, supuestamente no se han asumido riesgos.

La información de WLL de cada accesorio estuvo disponible el día del montaje y aún así previamente al colgado de la pantalla no se efectúa ningún cálculo, se aplica un procedimiento intuitivo como de costumbre, basado en la apariencia y en los aspectos de geometría dimensional de los accesorios a utilizar. Impera el criterio de “los cacharros que han traído tienen buena pinta”. No se exige el cumplimiento de ningún proceso reglado existente, al considerar que eso supondría trabar el desarrollo de la actividad en curso.

Las dudas surgen cuando se averigua que esos elementos empleados no son aptos como accesorios de elevación, porque se trata de simples cables de seguridad para focos y el fabricante de los mismos (Godet) lo advierte, “prohibidos para elevación” “no convenientes para izaje”.  

En cuanto a las eslingas traídas del teatro Victoria Eugenia se debería haber considerado antes de su utilización la NTP-866:

Marcaje

Cada eslinga deberá ir marcada de una forma legible y duradera. Para las eslingas simples, el marcaje puede estar grabado en el casquillo o con una chapa identificativa. La información mínima del marcaje es:

• Marca del fabricante de la eslinga.

• Números o letras que identifiquen la eslinga con el certificado correspondiente.

• La Carga Máxima de Utilización (C.M.U.).

• Marcado CE.

Inspecciones

A fin de evitar roturas imprevistas, es necesario inspeccionar periódicamente el estado de todos los elementos que constituyen la eslinga. Se inspeccionarán diariamente por el personal que las utilicen.

Se debería realizar una inspección en profundidad al menos cada 12 meses. Se deberán mantener registros de las inspecciones.

Retirada del servicio

Aunque una eslinga trabaje en condiciones óptimas, llega un momento en que sus componentes se han debilitado, siendo necesario retirarla del servicio y sustituirla por otra nueva. Las eslingas se deberían retirar del servicio si existen, se alcanzan o se exceden algunas de las condiciones siguientes:

• Marcado inexistente o ilegible. Las informaciones relativas a la identificación de la eslinga y/o carga máxima de utilización resultan ilegibles.

Ninguna de las eslingas prestadas por el Victoria Eugenia cumplía ni cumple NTP-866, Directiva de máquinas 2006/42/CE y RD 1644/2008.

En los teatros públicos por estos andurriales, los cargos con responsabilidad técnica que han de marcar las pautas de trabajo en los recintos escénicos, adolecen por decisión propia de los conocimientos relacionados con las normativas y reglamentaciones técnicas del sector donde prestan servicio, se han quedado anquilosados en su espacio de confort donde han instaurado la mediocridad. Y ante éste tipo de acontecimientos hay quien ha ratificado desde hace ya algún lustro el código de prácticas de la industria del entretenimiento que impulsa las actitudes que apuestan por la reivindicación de la felicidad.