0:30 de la madrugada. Trazo éstas líneas en el autobús de regreso a casa, después de asistir a un sofoco de motín a bordo, provocado por un tipo que emitía sonidos nasales. Pasajeros en busca del espíritu navideño, con los nervios crispados, y es que desde Madrid hasta Donostia son demasiados ronquidos para soportarlo.
Vengo de ver el espectáculo Botánica en el Teatro del Canal (Sala Roja).
Vengo de ver el espectáculo Botánica en el Teatro del Canal (Sala Roja).
Algo mágico sucede con Momix. Quien vea cualquiera de sus obras, le harán mella, se quedará ya enganchado para siempre. Ésta compañía americana ha logrado romper el cordón umbilical por el que se retroalimentaba un restringido núcleo de adictos a la danza contemporánea, democratizándola. Ha conseguido que jóvenes, adultos, familias, jubilad@s, mujeres y hombres, se acerquen a los teatros a respirar el olor a linimento.
Momix conecta con la gente, con los no eruditos en danza, porque utiliza con acierto el lenguaje de la belleza. Si la danza es pariente de la poesía, entonces Botánica, está compuesta por versos coreografiados.
Una visión del espectáculo:
Las estaciones se van sucediendo en un baile imperecedero, que afianzan la vida tal y como la entendemos. En ese trayecto por los ciclos de la naturaleza, asistimos a una eclosión de lo desconocido, pero también de mundos invisibles, en los que animales, plantas, insectos, fenómenos mitológicos, metereológicos, desfilan ante nuestros ojos acercándonos a una irrealidad improbable.
El comienzo:
Una rosa blanca aparece misteriosamente proyectada sobre el telón de boca, al subirse, la imagen se traslada a una gasa que cubre un ciclorama en el fondo del escenario. La flor inicia entonces un viaje hasta desaparecer en el horizonte. Esa rosa nos arrastrará por la pureza de un sueño, del que no querremos despertar.
(Sedas blancas y ventiladores se utilizan como elementos escenográficos para construir un océano). El mar embravecido donde las olas acunan la fantasía, tiene rostro y cuerpo de mujer. Van surgiendo de las profundidades marinas y se dejan morir en vertientes infinitas donde se hospeda el olvido. En un lugar de azul resplandeciente sobrevuela el albatros custodiando un cielo de inmensa soledad.
Lo que sigue:
Una rampa espejada, simula la lámina de agua brillante remansada que queda impregnando la arena, cuando las olas se retiran a coger nuevas fuerzas. En la cresta de esa rampa una única bailarina, tumbada, desarrolla la coreografía (Atracción) en tres visiones diferentes, la de su cuerpo real, el reflejado por el espejo y el de su sombra generada. Un tesoro regalado, labrado y repelido por el mar. Contorsiones inducidas por la asfixia de una atracción descubierta a pinceladas, en los charcos salitrosos que quedan en la arena. La coreografía concluye de una manera misteriosa. Dejándose caer lentamente desde lo alto de la rampa, el cuerpo dividido en dos mitades simétricas, una la natural y la otra virtual, su parte reflejada, desapareciendo para volver al reposo de su tumba en la arena.
Con una leve bocanada de humo nos llevan a un viaje alucinante por la prehistoria. Surge una mujer montada a horcajadas, en la grupa, sobre la desnudez ósea de un dinosaurio. Se trata de un romance inconfesable. Ella se fija en un cavernícola que descansa recostado sobre una piedra viva. El triceratops sucumbe ante sus instintos, ataca a su “amada” y termina por devorarla. La escena es soberbia. Su terrible violencia se manifiesta en toda su crudeza mediante la música, empleando unos subgraves brutales, atronadores, cercanos a propiciar el infarto, parecía que el corazón iba a salirse disparado.
Un ciempiés humanoide se transforma, va disgregándose, hasta formar una manada de centauros que conviven y rivalizan por un mismo territorio. Al fondo la epidermis de unas hojas arropa un baile de claveles rojos metamórficos. Debajo de un cielo azul intenso, deslumbrante, salpicado por nubes algodonosas, los girasoles mecidos por el sol, sestean al calor de la fantasía.
Unas bailarinas absolutamente solas bailan en compañía de sus dobles electrónicos. Esto es posible porque una cámara captura sus movimientos, para ser proyectados sobre el ciclorama en tiempo real. La luz estroboscópica fracciona el movimiento, lo detiene y descompone los detalles en ocasiones imperceptibles. El video se acomoda en la danza y logra que nos preguntemos acerca del tránsito entre el mundo conocido y el virtual.
Imágenes de crisantemos. Se mueve un bailarín con un envarillado cubierto de tejido de seda asido a la cintura. Va conformando diferentes formas, video y luz hacen el resto. Brota una cala gigantesca de color nácar, y una mariposa multicolor con las alas replegadas en oratoria, de colores iridiscentes, liba el néctar con el que crear una nueva vida.
Mención especial:
En la segunda parte de la función (yo vi más danza), hubo una coreografía que fue la que a mí más me impactó. Música de piano. Una bailarina solitaria con algo similar a un collar circular elástico, compuesto por una sarta de cuentas como las de un rosario. Danza de lágrimas adormecidas en un burka, telaraña tejida con gotas de rocío invernales, rehenes de nostalgias.
El final:
En un cielo gris se abre un claro oscuro en él, se filtra un rayo de luz por el que penetran nuevas esperanzas. En la espuma desecha de las olas varadas yace una rosa blanca. La marea arroja para los saludos los cuerpos de l@s bailarin@s y el oleaje se los lleva en retirada. ¡Magistral!
Deformación profesional:
No creo en ello, pero suelen decir que las personas que trabajamos en teatros, somos incapaces de disfrutar del espectáculo cuando nos sentamos en el patio de butacas. Que prestamos poca atención al contenido artístico, que sólo estamos pendientes de cuestiones técnicas. No es del todo cierto. Lo técnico por proximidad nos resulta más familiar, de ahí que el logro y los defectos se perciban de inmediato. En una primera ojeada.
La danza, el espectáculo, Momix, se merecía una mejor cámara negra, o al menos una cámara negra. Ni tan siquiera la que utilizaron en el teatro del Canal era de terciopelo. El color negro descolorido, grisáceo. Las costuras de las patas eran muy evidentes, como las que tienen las patas de baja calidad. Patas arrugadas. Un tubo de lastre viéndose, asomando de entre la vaina. El doblez sobrante de la primera pata a vista del público durante las dos horas de función.
Un bocadillo tensor del ciclorama viéndose. La proyección de vídeo mal encuadrada, manchando bambalina. Mal cierre de la americana, entreabierta, por detrás se notaba la luz de pasada y los movimientos de colocación escenográfica.
La coreografía con luz negra (barra de linestras en boca, estilo candilejas), sorprendente, inaudita. Haber si me explico:
No suprimieron la luz azul de balizamientos de la sala, ni anularon luces de emergencias.
En otro teatro, no diré el nombre para evitarme nuevos problemas, alguien hubiese hecho prevalecer un supuesto interés artístico por encima de cuestiones de seguridad pública. Alguien habría sido incapaz de garantizar el cumplimiento de la legislación vigente, alguien habría ordenado eludir aspectos del plan de evacuación, porque en su vocabulario aparece como inadmisible la palabra ¡NO!
He visto el espectáculo en el teatro del canal, es extraordinario. Es precioso lo que has escrito sobre el.
ResponderEliminarLo recomiendo. Merece la pena verlo.
ResponderEliminarEl espectáculo maravilloso, genial, Momix es una fuente inagotable de belleza.
ResponderEliminarMuy bonito lo que has escrito.
Bueno,bueno,muy bueno..aprovechar que ahora están por aquí (Madrid), tardaremos en volver a verlos por España. Ya sabeís la crisis.
ResponderEliminarSin palabras, pedazo de espectáculo.
ResponderEliminarCon compañias como Momix es fácil amar la danza.
Arte, imaginación, fantasía, ritmo, generosidad....MOMIX SON LOS DISCIPULOS ENCARGADOS DE DIVULGAR LA DANZA.
ResponderEliminarUAUUHH¡¡ QUE PASADA. CREATIVIDAD 100%.
ResponderEliminarMe ha encantado la sensibilidad con la que has descrito BOTÁNICA.
ResponderEliminarSe nota que disfrutaste.
Un gran espectáculo que merece la pena verlo.
ResponderEliminarExcelente espectáculo.
ResponderEliminarSon necesarios más espectáculos como los de MOMIX.
ResponderEliminarCualquier espectáculo de MOMIX es recomendable. Esta compañia siembra aficción por la danza.
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