Cuando se lleva algún tiempo en esto del teatro, te llegan historias del más allá, que parecen escapadas de cualquier representación teatral. Puede que contribuya a darles pábulo, pero yo las dejo aquí y que cada uno piense lo que quiera.
En la profesión sabemos que del anfiteatro del Campoamor de Oviedo se desprenden ruidos misteriosos. Es conocida también, la ya leyenda del cojo del Novedades. Del teatro Real se dice, que aparecen espectros que adoptan la forma de monjas, enlutados y niños, por la mítica puerta del edificio. Estos hechos casi siempre están vinculados a algún suceso luctuoso del pasado.
Durante años compaginé labores técnicas con las propias de “sereno”, cuidando por las noches un teatro que cuenta en su haber, con más de dos acontecimientos trágicos. Al parecer, ninguna de sus ánimas tuvo a bien entretener mis aburridas rondas nocturnas. En ellas sólo encontré, sombras errantes que se colaban por los ventanales de la fachada, chirridos quejumbrosos del crepitar de la madera añosa, y ráfagas de aire silbando por puertas y ventanas mal entornadas. Espíritus ninguno.
Vale si soy un incrédulo. Pero a mí, los fantasmas sólo se me han aparecido en el escenario trabajando, y puedo aseguraros que tienen nombre y apellidos, además de una autoestima...¡uumm! digamos, sobrenatural.
ERES UN CACHONDO.
ResponderEliminarNo jugueis con estas cosas, lo mismo el blog ahora va y se te escacharra...lagarto, lagarto...
ResponderEliminarPues en el teatro de mi pueblo desde hace años aparecen por el verano fantasmas en pantalón corto,pelaos con gafas de sol, rastas y pañuelo palestino, parecen venidos de una guerra, la de rambo, la de la estupidez....
ResponderEliminarPor si ho quedo claro, esos fantasmas que habitan durante el verano en el teatro de mi pueblo, SON LOS CUELGA FOCOS.
ResponderEliminar..jua..jua..me troncho..pa la hoguera.
ResponderEliminar