Intento
repudiar los lapsos de cabreo cuando
observo como profesionales con
una reconocida trayectoria, al menos
supuesta, permanecen encima del escenario de cháchara o
asomándose entre patas, esforzándose
por emular al avestruz y jodiendo la
pasada de la puesta en escena, durante la entrada de espectadores...a
tomar por culo el trabajo de estética subjetiva...
estos personajes arrojados del templo de
Talía se han enfrascado en una diáspora por reubicarse....se les
presupone unas determinadas capacidades para realizar, vamos a ser
magnánimes, dirección escénica, puesta en escena, regíduría o
peonadas de dirección de galas que en ocasiones se desvirtúan y se
asemejan a saraos….….pero
hay
director@s
que se comportan como
necesitad@s
de autoestima o de un chute de
ansiolíticos….camaleonismo
deambulando en un intento por acaparar exiguas miradas, porque ese
será su jornal….¿a quién le importa el espectador? Si es como de
la familia….y en ocasiones incluso es tan sólo la mismisima
familia….así que me quedo encima del escenario, distraída o no, de
tertulia distendida….toda esa espontaneidad alcanzaría visos de
verosimilitud con una caracterización acorde con la pantomima,
zapatillas de borrego y bata de felpa para estar en el teatro como en
el salón de mi casa….y ¿por qué no? inventar necesidades
inexistentes de salir a escena para hurtar atenciones, simulando
cualquier tipo de contratiempo….