Cuant@s más seamos, mayores posibilidades de erradicar esta lacra de un espacio de libertad como es el teatro, éstos comportamientos deben ser denunciados, perseguidos y enjuiciados..... personajes que deben someterse a terapia carcelaria....inhabilitarlos para el ejercicio de la profesión teatral......
Enlace a la firma del documento de apoyo....
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MANIFIESTO
CONTRA EL ACOSO EN EL
TEATRO #StopAcoso
La
Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro (LMPT) es una asociación
de profesionales de la escena española que lucha por la igualdad
absoluta, la visibilidad y la creación de oportunidades laborales
para la mujer en el teatro. La LMPT está diametralmente en contra de
cualquier abuso contra cualquier persona de cualquier edad, género o
condición.
*El
uso de la palabra “PUTA” en este Manifiesto no se refiere a las
mujeres que ejercen la prostitución sino al significado peyorativo,
imperante en el lenguaje cotidiano, que tiene dicha palabra.*
MANIFIESTO
CONTRA EL ACOSO EN EL TEATRO #StopAcoso
UNA
PROFESIÓN DE PUTAS
"Todo en la vida trata sobre el sexo,
excepto el sexo. El sexo trata sobre el poder."
Oscar Wilde
Hasta
tal punto hemos asumido que el teatro es una profesión de putas que
David Mamet tituló así uno de sus libros sobre teoría escénica.
Está en el imaginario colectivo, forma parte del prejuicio de
familias que ven con malos ojos que sus hijas quieran ser actrices,
¡y cuántas veces no lo hemos mencionado de broma! Pues no,
digámoslo alto y claro, la nuestra no es una profesión de putas: es
una profesión de depredadores sexuales que abusan de su posición
dentro de la industria, amparados por las dinámicas sociales; es una
profesión de mujeres y hombres asustados, conscientes de la
fragilidad de eso tan abstracto que llamamos reputación, de lo que
significa hablar una vez y ser estigmatizado de por vida; es una
profesión en la que actrices, directoras, dramaturgas, escenógrafas,
regidoras, iluminadoras, técnicas de sonido, coreógrafas, etc.,
seguimos siendo tratadas como trabajadoras de segunda clase, víctimas
del paternalismo ejercido desde el poder; y también, asumámoslo, en
una profesión con mucha gente que aprendió bien las reglas del club
de los hombres, ahora les benefician y prefieren no cambiarlas a
mitad de partido. Pero cada vez somos más los que queremos dinamitar
este sistema porque es demencial.
Es
demencial que hayamos asumido que las insinuaciones, toqueteos y
relaciones sexuales sean el peaje de entrada y el camino de ascenso
en una carrera artística, sean o no consentidos, porque si el sexo
no nace del deseo, es utilitario y, por ende, refuerza el sistema de
dominación vigente: no hay mayor victoria para el opresor que el
oprimido asimile su escala de valores. Es inadmisible que una víctima
prefiera callarse tras ser agredida, porque asume que nadie la
creerá, que nadie la protegerá. Es doloroso que tantos hombres, aun
luchando a nuestro lado por la igualdad, capaces de reconocer la
brillantez de muchas mujeres, instintivamente dudarán cuando ellas
les cuenten su propia experiencia de acoso, porque... ¿seguro que no
lo has entendido mal? Pues no: lo entendemos perfectamente. Somos
miles repitiendo historias análogas. Esta es nuestra experiencia del
mundo, compartida y global. Es una experiencia inasumible por más
tiempo. Por eso tenemos que cambiarla AHORA entre todos.
El
acoso sexual es estructural y tiene grados; va desde la nada sutil
apertura de piernas bajo una mesa (tras la cual, si no correspondes,
lo más seguro es que no vuelvas a saber nada de ese
productor/director/actor) hasta la violación (tras la que, si
denuncias, lo más seguro es que no vuelvas a saber nada de ningún
productor/director/actor), pasando por las vejaciones en los
castings, las reuniones en restaurantes “a solas”, las
invitaciones a clases privadas y un largo etcétera. No vale con
culpar a la víctima: estamos demandando que una sola persona se
enfrente a todo un sistema, con sus inercias sociales, profesionales
y judiciales, sabiendo que va a perder. Ni tampoco vale con decir que
ahora no se le va a poder guiñar un ojo a una mujer; cualquiera
puede diferenciar entre el amable intento de seducción de alguien
que, finalmente, no te interesa, del acoso en cualquiera de sus
grados. Es más: el acosador también sabe diferenciarlo, porque no
busca el sexo o el amor, sino ejercer su poder. No vuelve a llamar a
quien le rechaza porque es un recordatorio de su propio fracaso como
dominador. Dejemos de extender pátinas de romanticismo, torpeza o
infantilidad sobre los acosadores, dejemos de responsabilizar a cada
víctima de no enfrentarse ella sola a Goliat. La eficacia llega con
acciones coordinadas y colectivas, mujeres y hombres, de manera
inmediata.
La
industria teatral en España permanece silenciosa, a pesar de que hay
secretos a voces sobre grandes nombres que parecen intocables. Desde
la Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro (LMPT) nos
comprometemos a apoyar campañas en contra del abuso a mujeres en
todos los ámbitos y a prestar atención a todas las denuncias
públicas, con nombres y apellidos, para que estas situaciones sean
la excepción, no la norma.
Dejemos
de tener miedo y, si es necesario, que rueden cabezas. Que el estigma
sea para el agresor. Que se le cierren las puertas al que acosa, al
que humilla, al que intimida, al que se aprovecha, al que chantajea,
al que amenaza. Para que la siguiente generación, o la siguiente, o
quizá la siguiente, ya no sepa qué significa eso de que el teatro
es "una profesión de putas".
BASTA
DE AGRESIONES EN LA PROFESIÓN TEATRAL.
BASTA DE ACOSOS
SEXUALES.
BASTA DE ABUSOS DE PODER.
#StopAcoso
Este
manifiesto ha sido redactado para la Liga de las Mujeres
Profesionales del Teatro por Pilar G. Almansa, miembro de la junta
directiva de la LMPT y reciente accésit del XI Premio Paco Rabal de
Periodismo Cultural, otorgado por Fundación AISGE.