10 diciembre 2011

¡ Hostias ! se enganchó el Gobelin



No hace mucho en uno de los teatros donde trabajo, para ser más exactos, en el que se vendió a la ciudad de Donostia en una campaña funesta de marketing electoral como el teatro más innovador, referente a escala europea, y casi interplanetaria, ocurrió algo imprevisto. Al tener que bajar desde el telar un telón (gasa “vaporosa”) veneciano, se enredó con la primera vara de focos. Puestos a buscar culpables, diré que las “témporas” tuvieron su influencia. Cuando existe juego escénico aéreo y todo va muy medido (estrechez), al menos las vainas han de incorporar lastre suficiente (ristra de plomillos) para que bajen los telones derechos y por su sitio. En el caso que nos ocupa la vara donde colgaba la gasa iba guiada. El caso es que cuando lo montamos, la trayectoria quedaba despejada, pero en función, antes de ejecutar el movimiento, durante la orden de prevención, ya vimos que el enganchón estaba garantizado. ¿Fantasmas sin identificar en el teatro? Te aseguro que no, que si existieran tendrían número de afiliación en la seguridad social. ¿Entonces? Aquí es donde recurrimos al fenómeno de las témporas. No se trata de corrientes de aire originadas por puertas abiertas o lucernarios inestancos. ¡Que va! El teatro tiene cierre de puertas automático integrado en el control para servir función. ¿Turbulencias ocasionadas por toberas mal gestionadas? En el día de “autos”, no. Resulta más sencillo. Si existen focos de calor, el movimiento del aire se generará por corrientes de convección provocadas por las diferencias de densidad entre el aire frío, más denso, y el aire caliente, más ligero. Lo dicho el microclima de los teatros, las diferencias de temperaturas entre sala y escenario siempre, desde el advenimiento del teatro a la italiana, han generado corrientes de convección, que solamente son percibidas y recordadas cuando ocurre algún incidente como el que nos ocupa.




6 comentarios:

  1. Pues le voy a tener que pedir perdón a Manolo, el acomodador, por dejarse las puertas abiertas. Lo jodido es que echarle las culpas a las corrientes de conveniencias esas que dices a mi no me deja más tranquilo.

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  2. No me extraña lo más mínimo. En ese teatro la climatización es un puto desastre, se convierte en una sauna en verano y en un iglú en el invierno. Dudo de que exista.

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  3. Yo los enganchones que he visto han solido ser porque el maqui bajaba a toda leche la tela y se movia igual que una bandera. Lo de las corrientes no te digo que no, pero mucho tiene que ver las climatizaciones que son un puto desastre o los patanes que las manejan.

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  4. El seat panda ¿Come bambú?17 de diciembre de 2011, 14:41

    Teatros moderniiisiiimossss.
    Contol sectorizado sobre flujos y temperaturas. Sistemas informatizados de climatización que parecen ineficientes o criterios de eficiencia enérgetica errados. Cada vez resulta más complicado presenciar un espectáculo de manera confortable en estos teatros que dicen estar a la última en todo. Lo mismo vas a tener razón y tanta tecnología en manos de patosos....pues eso....

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  5. Fundamental el control de temperaturas en un teatro, no sólo por el tema del confort (el precio de la entrada no es barato),y sin embargo se le da poca importancia. Lo de las corrientes de convección es un fenómeno tan cierto y tan desconocido que algunos cuando se mueven las bambas lo achacan a puertas abiertas.
    Aunque el problema hay que buscarlo en la climatización.

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  6. Si le metes un buen tubo de fontaneria seguro que baja a plomo, eso si los actores no llevan chichonera, así que precaución.

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