18 septiembre 2010

Una propuesta


Teatro Principal (Donostia-San Sebastián)


Impacto: **
Lugar: Calle Mayor, 1 bis
Observación: Transformación del teatro principal en biblioteca
Propuesta general: No debe perder su carácter de teatro.
Actuaciones correctoras: Remodelación general del teatro y rehabilitación del anfiteatro, hoy cerrado al público.
A tener en cuenta: El teatro, de propiedad municipal, fue remodelado interiormente en 1931, poseyendo su fachada características que le hacen merecedora de protección.

San Sebastián ha perdido varios teatros: Astoria, Trueba, Principal, Kursaal "primitivo", así como otras salas en las que podían presentarse espectáculos teatrales o musicales (Petit Casino, Novedades, Miramar). El teatro Bellas Artes está cerrado hace décadas y no se prevé su recomendable conservación como teatro. La construcción de las dos salas del centro Kursaal no compensan tales pérdidas, puesto que deben cumplir también con su función de palacio de congresos y la sala pequeña del mismo (600 localidades) no posee tramoya completa.

El teatro Principal, pese a no ser un buen teatro (escenario pequeño, excesiva altura del hoy cerrado anfiteatro, foso de orquesta pequeño, mediano aforo) se considera imprescindible para una futura revitalización de un panorama de espectáculos (en la que los cines atraerán a un
menor número de espectadores) y previsiblemente se incrementarán los espectáculos en directo.
Actuación alternativa:
Dado que el Teatro Bellas Artes es de propiedad privada y de incierto futuro, se propone la permuta de ambos edificios, de forma que el Teatro Bellas Artes, de mayor entidad que el Principal, se rehabilite como teatro y la empresa propietaria de éste pueda rehabilitar como edificio residencial u hotel el actual teatro principal, conservando la fachada. La premisa se sitúa en salvar uno de los dos teatros en su función, dando prioridad al Bellas Artes.

Más de lo mismo


Comunicado de los trabajadores de la Scalla y el Colón

Comunicado publicado en Agosto de 2010 conjuntamente por los trabajadores del Teatro Scala de Milán y el Teatro Colón de Buenos Aires contra la privatización las instituciones de las artes escénicas y de la música y las consecuencias que acarrea (precarización, externalización,...). LLaman a todos los trabajadores de las artes escénicas de todo el mundo a organizarse y luchar contra la visión de que la cultura deba ser un negocio con ánimo de lucro más en vez de un derecho de toda la población.

A LA OPINIÓN PÚBLICA :

Los trabajadores del Teatro alla Scala de Milán y los trabajadores del Teatro Colón suscribimos en conjunto el presente documento:
La cultura y sus expresiones artísticas son un bien social esencial y el acceso a éstas es un derecho inalienable de todos los ciudadanos. Este principio debe ser inexcusablemente protegido por el poder político y los funcionarios de los gobiernos de turno, sea cual fuere su tendencia, ya que al igual que la salud y la educación son principios básicos y constituyentes de las sociedades democráticas.

El intento de parte de las autoridades —tanto de Italia en la persona de Silvio Berlusconi, como en la Ciudad de Buenos Aires en la persona de Mauricio Macri— de privatizar encubierta o explícitamente las instituciones dedicadas a las expresiones del arte lírico, sinfónico y coreográfico son una demostración cabal de que consideran a la cultura como un valor económico cuya implementación, estructuración y difusión deben regirse por las leyes del mercado, la oferta y la demanda y la accesibilidad dependiente del poder adquisitivo.
Este intento se ha visto reflejado en “normas” (leyes y decretos) viciadas de inconstitucionalidad, ilegalidad e ilegitimidad que pretenden recortes presupuestarios, precarización laboral, traslados y disponibilidades de trabajadores, destrucción de los sistemas de producción propia e incumplimiento de los sistemas de contratación y concurso que garanticen la dotación histórica imprescindible de ambas instituciones.

Nos declaramos abierta y enfáticamente defensores de los sistemas de producción propia de ambos teatros que, por más de un siglo, han sido reconocidos mundialmente como las más altas expresiones del quehacer cultural de nuestros pueblos. Por otro lado, dicho sistema de producción propia ha demostrado ser el único modelo económicamente exitoso en la relación inversión económica-rédito social, ya que sus principios favorecen la multiplicación de funciones por título y la posibilidad de acrecentar el repertorio de producciones cuya titularidad y derechos permanecen en las instituciones.
Asimismo, rechazamos contundentemente los modelos de administración y gestión cultural que llevan adelante los funcionarios antes mencionados (Berlusconi-Macri), como así también las autoridades de ambos teatros. La externalización de las actividades, la tercerización de las prestaciones, la precarización de los contratos, la ausencia de concursos, la falta de paritarias sectoriales y la utilización espuria de los espacios con actividades que no se relacionan en absoluto con la función de los teatros configuran el modelo impuesto por las actuales autoridades. Esto provocará la pérdida paulatina y sistemática de los planteles profesionales artísticos, técnicos, administrativos y auxiliares, que dejará a los teatros como meros edificios históricos pasibles de ser usados como lujosas salas de alquiler para eventos de todo tipo cuyo único fin sea el lucro y la explotación económica.

No seremos convidados de piedra a la hora de definir las cuestiones concernientes a nuestro trabajo y al destino de nuestros teatros. Siempre hemos propuesto el diálogo, la discusión y el consenso como caminos para la resolución de los conflictos y de las situaciones devenidas de la relación laboral e institucional; pero si el silencio y el autoritarismo continúa siendo la postura de los funcionarios, los trabajadores no dudaremos en recurrir a todas las medidas necesarias y a todos las instancias políticas, gremiales, legales, judiciales y mediáticas, para defender no sólo nuestras fuentes de trabajo, sino el patrimonio cultural y artístico de la Scala y del Colón.
Los trabajadores de la cultura nos resistimos una vez más a ser la variable de ajuste de las crisis económicas de nuestros pueblos, producidas justamente por los que hoy señalan al arte y sus expresiones como un bien suntuario y a sus trabajadores como “trabajadores privilegiados”. Accedemos a nuestros puestos de trabajo luego de rendir rigurosos concursos y damos diariamente pruebas de idoneidad y calidad profesional artística y técnica ante la crítica y el público. De ninguna manera vamos a disculparnos por tener regímenes especiales de trabajo, dado que son la consecuencia insoslayable del tipo de actividad que llevamos a cabo y de la exigencia de las prestaciones que nuestra labor precisa. La alta especificidad nos obliga a capacitarnos permanentemente para lograr el más alto rendimiento en nuestro trabajo. Es hora que los funcionarios de la cultura entiendan esto; sería muy esperable que se contara con esta comprensión desde el principio de sus mandatos y no, como ocurre hoy y también en el pasado, que los trabajadores debamos explicar y llevar a cabo una docencia agotadora para que las autoridades de cultura, supuestamente “cultas”, comprendan nuestros sistemas de trabajo y sus particularidades.

La similitud de la problemática de los trabajadores de la Scala y del Colón aquí expuesta es prueba contundente de que el avance de la ideología de la depredación cultural y la imposición de modelos de gestión basados en el desprecio de los bienes esenciales de nuestra sociedad y de sus trabajadores son internacionales y forman parte de un pensamiento que, a pesar de haber fracasado rotundamente y de haber provocado una crisis global sin precedentes, insiste en imponer recetas económicas y sociales que sólo producirán más exclusión, más sufrimiento y más violencia.

En consecuencia, nuestra denuncia y llamado también es internacional: la difusión del presente documento pretende alertar y convocar a todos los trabajadores de la cultura del mundo. El mensaje es que debemos organizarnos para enfrentar estas políticas nefastas y más allá de las diferencias locales, idiomáticas o culturales, reconocer a un enemigo común cuyo único objetivo es convertir a la cultura y a sus instituciones en meras fuentes de negocios y lucro.
Insistimos en que la cultura y sus expresiones artísticas son patrimonio de todos; su preservación y acceso deben estar garantizados por políticas de estado tendientes no sólo a multiplicar su rédito social, sino a considerarlos como imprescindibles factores de la identidad de nuestras comunidades, su definición individual y su representación colectiva, para garantizar de ese modo la pluralidad de los criterios y la diversidad de las ideas, condiciones esenciales para la constitución y el mantenimiento de toda sociedad democrática que se precie de tal.

TRABAJADORES DEL TEATRO ALLA SCALA DE MILÁN - TRABAJADORES DEL TEATRO COLÓN